viernes, 16 de marzo de 2018

¡Ganar barlovento es como desarrollar el talento!

Escribe Javier Tourón
Ganar barlovento es equivalente a desarrollar el talento. Siempre se va contra el viento
Hace unos días me encontré en las redes sociales con una carta. Una carta que iba dirigida a mí. ¡Sorpresa! No me creo mucho que yo deba recibir una misiva de este tipo porque no me considero acreedor a ella; no obstante, como aprendí de mi padre: "es de bien nacido ser agradecido". Por eso voy a responder, brevemente, a la amable invitación de José Luis a seguir en la brecha.
Es verdaderamente difícil aceptar que las carreras en educación son casi siempre de fondo, rara vez de velocidad. Yo comencé la mía en este apasionante ámbito en 1993, por mera curiosidad intelectual (y después de dos décadas dedicado a otros temas de investigación y estudio). Pretendía responder a algunas cuestiones sencillas: ¿quiénes eran esos más dotados?, ¿cómo eran?, ¿cómo se les podía ayudar en su educación? Y claro, lo primero que hace todo profesor universitario es intentar responder a la pregunta: "sobre esto, la investigación ¿qué dice?" Y dice muchas cosas, miles de trabajos llenaban entonces y llenan hoy las bases de datos.
Unos pocos ejemplos. En ERIC (Educational Resources and Information Center) acabo de hacer una búsqueda con la voz gifted y me encuentro con algo más de 17 mil resultados (más de 8 mil en revistas peer reviewed y disponibles a texto completo); con gifted and talented, más de 4 mil... etc. Pero esta es una base de literatura llamada gris. También podemos buscar en Google Scholar y la misma voz gifted nos devuelve más de 1 millón de resultados... Y así sucesivamente. Por eso la pregunta que hacía más arriba es pertinente, como también lo es preguntar al interlocutor: "¿sobre esto usted qué ha leído?". No, no se trata de una broma. En cuanto alguien te diga qué ha leído, puedes hacer un perfil rápido de su horizonte cultural sobre el tema que nos ocupa. En fin, ¡que todo está escrito! Por eso, es fácil que entiendas mi cansancio. Incluso mi irritación cuando veo que las personas no leen, o no estudian, o ponen en el mismo plano la ciencia y las opiniones no siempre fundadas, o casi nunca bien fundadas.
En 1995 tuve la suerte de encontrarme con Julian C. Stanley, una de las figuras más eminentes en el campo de la alta capacidad y el desarrollo del talento de todos los tiempos. Si alguien que se mueva en este campo no sabe de él, puedo afirmar que no sabe mucho de este campo. Y no es que lo diga yo, movido por el afecto y agradecimiento a la amistad que me brindó desde aquel día de mayo de 1995 en el Steak House de la Iowa University, hasta su fallecimiento en el verano de 2005, es que lo dicen todos los que saben. Por ejemplo, es lo que decía Lee J. Cronbach, -¡otro desconocido!- en la ceremonia oficial de retiro de Julian: "dentro de 100 años, cuando se escriba la historia de las altas capacidades, Lewis Terman y Julian Stanley son los dos nombres que serán recordados"Dixit.
La verdad es que he tenido mucha suerte en mi carrera en este campo de estudio. Enseguida tuve la fortuna de conocer y, en muchos casos, trabar buena amistad, con grandes figuras como Joseph Renzulli, Françoys Gagne, Steven Pfeiffer, Rena Subotnik, Joan Freeman, Diane Montgomery, Joyce Van Tassel-Baska, Albert Ziegler, Heidrun Stoeger, Kurt Heller, Kirsi Tirri, Linda Brody, Nicholas Colangelo, Susan Assouline, Paula Olszewski-Kubilus, Frank Worrell, y tantos otros. Sus estudios e investigaciones han sido y siguen siendo fuente de inspiración para mí.
Luego vinieron los años de CTY España, una adaptación del modelo de CTY de la Universidad Johns Hopkins a nuestro contexto y que nos permitió atender en aquellos años a más de mil familias... Muchos lo recuerdan con nostalgia, y cierta pena, pues CTY era su refugio anual en aquellos campus de verano, exigentes y divertidos a la vez, llenos de talento, en los que cada uno podía desplegar sus alas sin miedo al qué dirán. ¡Lamentablemente CTY llegó demasiado pronto a este país! Hoy quizá hubiese sido distinto...
En fin, tantas cosas alegres y difíciles a la vez. Los años de la presidencia de ECHA, que fueron una extraordinaria experiencia, trabajando al frente de personas de tantos países. El fantástico congreso de ECHA que hicimos en Pamplona en 2004, todavía hoy recordado por muchos.
Los europeos, haciendo un alarde de magnanimidad, quisieron agradecerme mi trabajo en este campo con el I European Talent Networking Award, concedido por The Association of Hungarian Talent Support Organizations (MATEHETSZ), en cooperación con el European Council for High Ability (ECHA) y el European Talent Centre-Budapest (EUTC), en mayo 2014.
Poco después me encontré con el 2016 International Lifetime Achievement Award, que me hace sonrojarme al ver la lista de los premiados en años anteriores, tanto en su versión nacional (EE.UU.) como en la internacional...
Comencé diciendo que de bien nacido es ser agradecido... No sabía bien lo que iba a escribir después, pero esto es lo que ha salido. Un puñado de recuerdos, que no pretenden ni ser exhaustivos ni seguir una cronología estricta, pero que me permiten echar la vista atrás y justificar el título: Ganar barlovento es como desarrollar el talento. Esto es la vida profesional cuando uno se mueve en un terreno aún no transitado, cuando se pretenden abrir caminos que otros no ven que conduzcan a ninguna parte.
Ganar barlovento es avanzar en el eje del viento. Busco ahora una descripción en Google y me encuentro con estas palabras de la Tribuna de Cartagena que me vienen al pelo. Las tomo prestadas. "En el argot marinero  barlovento es  “el lado por el que viene el viento”, y si tu barco velero quiere ir en esa misma dirección…no hay un viento mejor. Lo malo es cuando queremos ir “hacia donde viene el viento”. En esa situación-tan frecuente- son necesarias una serie de maniobras, “ceñidas”, “orzadas”  que eluden enfrentarse directamente al viento contrario, pero que con ángulos de 30 o 40º , alternativamente, van aproximándose  al destino final. Esas maniobras constituyen el objetivo propuesto: ganar barlovento".
Pues así las cosas habrá que seguir ganando barlovento. No he buscado, ni busco, reconocimiento público o privado, solo pretendo ayudar desde mi modesta posición (realmente lo es) a una causa que empecé en 1993 y que desde entonces ha cautivado mi atención y mis mejores esfuerzos.
Ya solo me queda, darte las gracias por el empujón. En tus palabras veo representadas las de muchos otros, y entiendo que "virar en redondo" y darle la popa al viento sería más fácil, pero que habrá que dejarlo para cuando "rindamos viaje". De momento, siguiendo el ejemplo de mi maestro en tantas cosas, el profesor Stanley, habrá que seguir ¡ganando barlovento!
Tomado de Javier Tourón con permiso de su autor

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